Jason Collins./ Getty Images
Hace unos días Jason Collins era portada en todos los medios de comunicación estadounidenses y en gran parte de los internacionales. La expectación fue máxima. No por tratarse de una megaestrella del basket. Sino por ser el primer atleta homosexual que firmaba un contrato con un equipo profesional en Estados Unidos en cualquier disciplina. Probablemente pocos habrán caído en la cuenta de que el contrato es temporal, 10 días, debido a las bajas que azotan al juego interior de Brooklyn Nets y a la amistad que le une a Jason Kidd. El centro de atención era su condición sexual. El pívot nunca ha sido una estrella en la NBA, pero su estatus de trabajador le ha valido para labrarse una carrera de 12 temporadas en la mejor liga del mundo. Su fichaje por Brooklyn nunca habría debido de pasar de un breve en la sección de NBA en los principales medios de comunicación, pero su carta abierta en Sports Illustrated le ha hecho ser el centro de atención.
A mi juicio la condición sexual es algo que pertenece a la esfera estrictamente personal. En el mundo del deporte poco importa dicha condición. No altera el rendimiento de un deportista, ni para bien ni para mal. Está en la mano de cada persona confesar, si es que es un delito, su homosexualidad, pero esto  debe realizarse en un círculo íntimo y de confianza. Cada uno es libre de decidir hasta donde llega ese círculo. Como comentaba LeBron James hace unas temporadas, es cuestión de confianza.
A un servidor sinceramente estos asuntos le traen sin cuidado, pero en la contradictoria sociedad norteamericana esto no ocurre. En 2007, cuando John Amaechi anunció su homosexualidad, hubo jugadores como Tim Hardaway que mostraron su malestar públicamente y se posicionaron en contra. Otros como Grant Hill apoyaron al inglés y otros como Pat Garrity afirmaron verse ante sentimientos encontrados. El debate estaba abierto. De momento nadie se ha mostrado contrario al regreso de Collins a la competición. Al contrario, todo han sido buenas caras.  ¿Tanto ha cambiado la sociedad en 7 años? A mi me gustaría creer que si.

basket4us.com

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